Hambre versus despilfarro de alimentos


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Seguramente alguna vez hemos tirado a la basura algún alimento porque había perdido color, porque había caducado el día anterior, o simplemente porque no resultó que estuviese tan rico como pensábamos. 

Por desgracia, este gesto se hace más de la cuenta, dando lugar a un despilfarro cada año de casi el 50% de alimento comestible y sano en los hogares de la UE y supermercados. Lo que genera unos residuos alimentarios anuales de 89 millones de toneladas en los Estados miembros. O lo que es lo mismo, 179 kilos por habitante. 

Entonces, ¿Cómo es posible que 79 millones de ciudadanos vivan por debajo del umbral de la pobreza y 16 millones de personas dependan de organismos de beneficencia para alimentarse? ¿Por qué no se puede aprovechar lo que nos sobra, ya sea a nivel de consumidor o a nivel de productor o vendedor para suplir las carencias de otras personas que no tienen recursos para ello?. 

Por eso, el eurodiputado socialista Salvatore Caronna presentó un informe sobre el despilfarro de alimentos que fue aprobado el pasado jueves por el Parlamento Europeo para que tanto las autoridades nacionales como a nivel comunitario se involucren y tomen medidas para reducir el despilfarro casi a la mitad en 2025. 

Para ello, abogan por aumentar la sensibilización y la información a través de las escuelas y medios de comunicación; adaptar los envases a los diferentes tipos de familias y hogares; diferenciar las fechas de límite de venta y la de límite de consumo; así como la apuesta por descuentos para los consumidores en los supermercados de los productos próximos a caducar o el reparto gratuito de estos productos a centros de beneficencia.

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