Más investigación para luchar contra la diabetes


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Seguramente alguna vez hemos escuchado en los medios de comunicación, o en la calle que algún vecino, amigo, familiar padece diabetes. Una enfermedad que solemos asociar con personas obesas, más bien adultas, y que está relacionada con el azúcar. De momento, no vamos mal encaminados. 
Estaríamos hablando de la diabetes más habitual, la tipo 2. Ya que afecta a más del 85% de las personas que padecen esta enfermedad[1]
Suele generarse por un mal estilo de vida, el tabaquismo, el abuso de alcohol, una dieta alta en grasas y azucares o poca actividad física. 
En este caso el cuerpo si produce insulina, por lo que llevando un buen control de los azucares y grasas puede reducirse el uso de insulina artificial y evitar complicaciones futuras. 
Pero, ¿qué pasa con la diabetes tipo 1 o también llamada mellitus?, ¿la que afecta a niños y a jóvenes?, ¿la que no depende tanto del estilo de vida sino de factores genéticos, ambientales o inmunitarios?, ¿la que no produce insulina porque el páncreas no funciona?. 
En teoría, el hecho de padecer diabetes no te impide llevar una vida normal, sólo debes controlar tus niveles de azúcar, hacer ejercicio físico y seguir una dieta poco calórica, baja en grasas y en azucares. 
Sin embargo, también tiene su parte negativa, ya que no deja de ser una enfermedad para toda la vida. Comienzas a ser una persona de riesgo ante otros virus, tu cuerpo puede tener moratones y bultos causados por los pinchazos de la insulina, y el centro de salud se convierte en tu segunda casa, ya que debes acudir con frecuencia a por material para suministrarte la insulina. 
A largo plazo, si llevas un mal control, la diabetes puede provocarte enfermedades como la ceguera, la disfunción renal, las enfermedades cardiovasculares o las amputaciones. Sumado a que la diabetes es una de las mayores causas de morbilidad y mortalidad en el mundo.  
En la actualidad, la padecen alrededor de 347 millones de personas[2], sin contar que la mitad de las personas que sufren esta enfermedad no lo saben. Siendo Oceanía, Asia, Latinoamérica o el Caribe los países en donde hay un mayor número de personas que la padecen. 
Por tanto, si afecta a tantas personas en el mundo, ¿cómo es posible que aún no hay cura?, ¿o por lo menos, medios más efectivos para prevenirla y/o tratarla?.
Por eso aplaudo la iniciativa que el Parlamento Europeo va a llevar a cabo a partir de ahora. Una estrategia europea contra la “epidemia de diabetes en la UE” con el fin de diagnosticar, tratar, controlar y prevenir esta enfermedad. 
Una enfermedad que padecen 32 millones de ciudadanos europeos y que se estima que de aquí a 2030 estas cifras aumenten hasta alcanzar los 38,3 millones de ciudadanos[3]. Y que sin embargo, sólo 3 de los 27 Estados miembros tienen planes nacionales para tratar esta enfermedad, como son España, Italia o Reino Unido.



[1] Según datos de Atlas de la Federación Internacional de Diabetes (FIB)
[2] Según un estudio de la revista médica The Lancet.
[3] Según un estudio del London School of Economics

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