El flamenco, esa costumbre tan española


flamenco-costumbre-espanola
El flamenco es una de esas costumbres y señas de identidad de España que más se conocen y se valoran en el extranjero. Pero que sin embargo, para los españoles es una gran desconocida. 

Yo la verdad, es que tengo que reconocer que nunca fui una entendida en este arte, pero la casualidad quiso que lo conociese estando fuera de mi país, en concreto, en Francia. 

Estaba  yo realizando mis prácticas en el periódico francés L´Echo, cuando me encargaron hacer un reportaje y una entrevista a un grupo de artistas flamencos de Granada que iban a venir a Limoges para participar en unas Jornadas sobre la Cultura Gitana y el Flamenco, con el fin de dar a conocer la cultura, y la forma de vida de este colectivo y luchar así contra la discriminación y la exclusión. 

Gracias a esa excusa, pude adentrarme un poquito más en este  mundillo. A partir de ahí comenzó mi labor documental. Estuve viendo películas y series sobre el famoso barrio de Sacramonte, cuna del flamenco; escuchando música de algunos de los artistas más célebres en este arte, entre ellos, Paco de Lucía. Estuve leyendo además sobre la historia, los orígenes y las características de este baile y cante tan pasional, que justo ese mismo año, había sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.

Recuerdo que preguntando a Daniel Levy, organizador de las Jornadas, sobre qué significaba para él el flamenco, me respondía: “es algo difícil de explicar, hace falta escucharlo, sentirlo para entender”. 

Y es que desde que estuvo por primera vez con su mujer en Granada, en concreto en Sacramonte, en una cueva viendo bailar y cantar a algunos los artistas de flamenco más celebres de la zona, no han parado de visitar el sur de España con el fin de conocer la riqueza, la belleza y la pasión de la cultura gitana, para después darla a conocer a sus compatriotas. 

Yo, la verdad es que me sentía un poco inculta, viendo como un francés sabía más sobre esta cultura que yo. Y te lo narraba con una pasión y una emotividad, que daban ganas de conocer aún más esta cultura, de disfrutarla, de sentirla. 

Por eso, antes de finalizar mi reportaje acudí a ver el espectáculo “Los Gitanos del Sacromonte” dirigido por Curro Albaicín. Una de las tres representaciones que hicieron en la región francesa de Limousin y que fueron un verdadero éxito.

Sentimientos tan íntimos y contradictorios como son la alegría y la tristeza a través de tangos, soleas, seguidillas o fandangos fueron interpretados por unos jóvenes bailarines pertenecientes a sagas de tan renombre como son los Heredias y los Vargas. Recuerdo que aquel día aplaudí como nunca, que salí de allí extasiada, pero sobre todo salí orgullosísima de ver como uno de los estereotipos españoles por el que más se nos conoce en el mundo entero, el flamenco, había cautivado y enamorado a un auditorio, que a partir de entonces se haría incondicional de este arte, entre aquellas personas, yo.

Comentarios