Rompiendo barreras contra el racismo y la xenofobia



"Vivir en cualquier parte del mundo hoy y estar contra la igualdad por motivo de raza o de color es como vivir en Alaska y estar contra la nieve[1]


Preparando este artículo encontré esta frase, que creo que ejemplifica muy bien, el mundo actual en el que vivimos. Donde la inmigración, el mestizaje o la multiculturalidad son las notas constantes. Pese a todo, el racismo y la intolerancia, ya sea racial, de género, étnica, de color, por nacionalidad, religión, edad, discapacidad o identidad sexual están a la orden del día. Siendo violado uno de los derechos humanos fundamentales,  el de la igualdad y la no discriminación.

Durante los casi 10 meses que llevo aquí, en Oldenburg, trabajando como voluntaria en una organización que trabaja con inmigrantes y refugiados veo y escucho cada día a día a decenas de inmigrantes con papeles o sin papeles que buscan un curso de alemán, unas clases de apoyo para sus hijos, piden asesoramiento o una traducción das las cartas que reciben de los organismos públicos, acuden a la cafetería para reencontrarse con sus amigos y charlar o navegar en internet entorno a una taza de café o de té. 

Un lugar donde acuden libremente y en el que no son juzgados o excluidos por ser de color o de otra nacionalidad. En definitiva, donde se sienten integrados, en familia.

Por eso en estas fechas no podíamos dejar pasar por alto, la Semana Internacional contra el Racismo, en torno a un día como el 21 de marzo, Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia. 

Charlas, conciertos y talleres se ha sucedido durante estos 7 días para reivindicar, y dar a conocer la realidad que viven los inmigrantes establecidos aquí, en Oldenburg.

Charlas en las que los inmigrantes narraban sus historias, en las que pedían consejos para actuar cuando la policía les hace controles; en las que criticaban como les tratan; como siempre son los primeros en tener que enseñar su documentación cuando hay algún incidente; de como se les niega la entrada a las discotecas; de como perciben la discriminación de los ciudadanos a la hora de buscar una casa de alquiler; de como siempre se les relaciona con las palabras robo, drogas o inseguridad; sólo por eso, por ser de color, o con unos rasgos diferentes a los de aquí.

Además, de las comidas típicas  y tradiciones populares como el concierto africano o la festividad iraní-persa del Nouruz, los talleres para niños o los talleres de danza africana o para aprender a tocar el yimbé, que se han sucedido durante estos días.

7 días en los que hemos reivindicado y luchado por la igualdad y la solidaridad, pero también disfrutado de un ambiente relajado, en el que se han mezclado y relacionado muchas culturas, en el que unos hemos aprendido de los otros.  

Pero sobre todo, en el que se ha demostrado que la lucha contra la discriminación y la xenofobia es constante y por lo que se trabaja día tras día. 

De hecho, uno de los eventos que organizamos el anterior año fue el de la BlackBox Abschiebung”, donde mediante una caja negra los inmigrantes narraban sus vivencias y preocupaciones a la salida de su país de origen y entrada en Europa. 

Una cosa está clara y es que solo unidos podremos algún día erradicar todas las formas de discriminación que existen en el mundo.

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