Fin de una etapa: Servicio de Voluntariado Europeo (SVE)
La vida está compuesta de etapas,
unas mejores, otras peores, unas más largas, otras más cortas. Etapas que se
transformarán en recuerdos para dar paso a otras.
Por eso, ayer después de un
año en Oldenburg, Alemania, cerré mi etapa como voluntaria europea.
En estos 12
meses muchas cosas han pasado. He trabajado en una asociación con inmigrantes: en
la cafetería, en la guardería, en el despacho, he aprendido alemán y he
conocido a mucha gente.
No sólo me he relacionado y he aprendido más de la
cultura alemana, sino que también he conocido gente de otros países y
continentes.
He probado comida de diferentes sabores e intensidades.
He
asistido a festividades como el Nouruz,
donde escuché música típica árabe y persa. También he escuchado y bailado al
son de la música africana.
He vivido un verano, más bien otoño,
por su temperatura, de festivales de música como el Kultur Sommer en junio o el Stadt
Fest en julio.
Me he recorrido de norte a sur, pasando por el este y el
oeste de Alemania, visitando muchas ciudades, conociendo un poco más su
historia, su cultura, he conocido una fiesta tan popular como el Oktoberfest en Múnich.
He aprendido aspectos políticos y
económicos de la cultura alemana, ahora ya sé que es la GEZ, que Alemania es tan rica, por la cantidad de impuestos que
pagan.
Nadie dijo que la comodidad y el bienestar se regalasen. Se paga por
tener una televisión, un portátil o una radio; por ir al baño en los centros
comerciales o en la estación.
Sus horarios lejos están de los que tenemos en
España, se puede decir que mientras allí cenamos aquí ya están en completo
silencio o en la cama.
Pocos son los edificios de más de 4 plantas, y menos son
los que tienen ascensor.
Una excesiva obsesión por el reciclaje, separando
hasta lo inseparable. Incluso en la universidad o en las academias de idiomas
tienen diferentes papeleras para separar los residuos y deshechos.
Después de
un año aquí, me he medio acostumbrado a la temperatura de aquí, a que apenas
exista el verano y que el invierno de paso al otoño. Pero quizás lo que más se
me ha resistido ha sido la temporada de lluvias, día tras día sin parar.
La bicicleta
ha sido mi medio de transporte, pese a que después de varias caídas debido al
hielo, la cogiese miedo, parece que al final volvimos a ser amigas.
Como echaré
de menos también el poder beber por la
calle, sin que te pongan una multa, el poder elegir mil y un tipos de
refrescos, zumos y cervezas.
El ir andando por la calle y encontrarme muebles
usados con los que poder decorar mi casa.
He vivido momentos de cal y otros de
arena con el fútbol español, ganamos en verano la Eurocopa y celebrarlo fue
toda una fiesta, que orgullosos estábamos todos los españoles que nos reunimos
en un bar para ver los partidos rodeados de alemanes. Pero también he vivido
cómo hace poco dos equipos españoles fueron descalificados en la semifinales de
la Champions League. He vivido el ambiente que se respira en un estadio de
fútbol. Y así un sinfín de cosas más.
En definitiva, hechos y momentos que
permanecerán en el recuerdo y que me han hecho abrir aún más mi mente ante
nuevas realidades y culturas, y que seguramente den paso a una futura etapa de
mi vida.
¡Hasta siempre Oldenburg!
Simplemente genial ver como algo así te cambia la vida y te hace ver que hay un mundo lleno de experiencias esperando para ser descubiertas!!
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