Las exposiciones inmersivas invaden los museos
Es evidente que nos encontramos ante una nueva realidad. La tecnología y la inteligencia artificial irrumpe cada día con más fuerza en nuestra vida diaria y ahora también se abren paso en el mundo de la cultura a través de las exposiciones inmersivas.
Estamos ante una nueva forma de reinterpretar el arte. Los museos dejan de percibirse como un lugar estático al que acudir para ver obras clásicas y/o contemporáneas, y se convierten en toda una experiencia. Y es que desde el primer momento en el que ponemos un pie dentro de un museo, ya nos están emulando y provocando una serie de sensaciones que hacen que la visita sea de lo más cautivadora.
Algunas de las exposiciones inmersivas más éxitosas
Mediante sonidos envolventes, juegos de luces, fotografías animadas o vídeos llamativos son capaces de transportarnos a otras épocas y mundos lejanos. Además de estimularnos los 5 sentidos desde el primer momento.
Ahora es posible pasear por los campos de girasoles de Van Gogh, sentir el asfixiante humo del infierno que desprende El Jardín de las Delicias de El Bosco o saborear un rico plato solo con tocarlo de la mano de Banquet.
Las exposiciones inmersivas consiguen no solo acercarnos a la trayectoria profesional de los artistas sino también a su vida personal. Exposiciones como la de FrIda Kahlo o la de Gustav Klimt nos ayudan a conocer a fondo sus obras gracias a detalles de sus vidas desconocidos.
Obras clásicas de la talla de pintores como Velázquez o Goya se reinterpretan en la actualidad, y cobran vida gracias a la realidad aumentada y virtual. Una forma diferente de conocer pasajes de la historia de nuestro país.
No cabe duda de que nos encontramos ante uno de los formatos culturales de mayor crecimiento en la actualidad convirtiéndose en muchas ocasiones hasta en un pretexto turístico, y quien sabe si será simplemente una moda pasajera o ha venido para quedarse.
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